!!La primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido!!. Imagino que será una frase que más o menos todo el mundo ha escuchado aunque yo personalmente no recuerdo de dónde venía. Y ahora mismo la verdad es que tampoco tengo mucho interés por saberlo, me basta con usarla a modo de introducción.
Pues eso, hacía ya unas semanas que abrí este borrador ya que este año, a mis 31 primaveras, es el primero que realmente soy consciente de la explosión de color que supone la primavera. Hasta ahora pues sí, ciertamente había visto flores, habría visto árboles en flor, pero no lo había asociado a la primavera o quizás era solo que no me había llamado tanto la atención el color. Este año, quizás concienciado por mis pobres flores que palidecen lentamente ante el ataque de los pulgones contra los que nada parece ser efectivo; quizás por eso sí me voy fijando más en las plantas. El tronco de Brasil medio muerto que hay en la cafetería y al que algún alma caritativa echa agua de vez en cuando, los grandes maceteros que hay a la entrada del edificio o de algunos de los restaurantes, los árboles en flor (flores blancas, rosas, amarillas) que hay al lado del laguito artificial etc.
Ya el año pasado, cuando fui a Úbeda, me sorprendió gratamente ver cómo en la mediana había un montón de arbustos con flores amarillas. Mi sorpresa vino más bien por el color amarillo que por los arbustos en sí ya que sí que recordaba haber visto con anterioridad ese tipo de arbustos pero con flores de color rosa intenso o fucsia o como se llame :-). Así que este año estaba yo ya alerta a este respecto. En particular, en el camino al trabajo hay un gran trozo de autovía en cuya mediana imagino que han plantado (pues supongo que esas cosas se plantan, no crecen espontáneamente en todas las autovías) diferentes variedades del arbusto. Y la verdad es que es una gozada ver, en medio del atasco, las hileras de flores blancas, rosas o amarillas que además en ciertas zonas se encuentran más que mezcladas dando la sensación de una colorida anarquía.
Pero el asunto de esta entrada no habla sólo de la primavera. Habla también de Pérez Mercader. ¿Y quién es Pérez Mercader?. Pues quien quiera saberlo sólo necesita mirar su currículum:
http://cab.inta.es/03_01_01_curriculum.php?lab_id=&laboratorio=&per_id=2&idioma=ESP
También se puede mirar en la Wikipedia (me ahorro el enlace :-)) y por último quien quiera puede verse estas entrevistas:
http://es.youtube.com/watch?v=jr1y_Y2wRP4
http://es.youtube.com/watch?v=sZHfixOEdHk
El caso es que siempre lo cuento, a riesgo de aburrir a la gente a la que se lo cuento, que este hombre fue entrevistado una vez, hará ya 10 años, por Carlos Herrera en Canal Sur y entonces me pareció el mejor divulgador científico que jamás hubiera conocido. Tenía la habilidad de decir las cosas de forma que el profano se hiciera una idea básica y, a la vez, de forma que el que sabía un poquito más, viera a qué se refería realmente. Recuerdo en particular la explicación, o una parte, de la teoría del Big Bang y en particular el momento de la deflagración con unas palabras parecidas a estas:
"Al principio no había nada, pero la nada se demuestra matemáticamente que es inestable y entonces ..."
Como estudiante de matemáticas y aficionado a la ciencia en general y a la física en particular me encantó aquella alusión a modelos y singularidades de los mismos con palabras tan sencillas de asimilar (o casi diría mejor creer) para el gran público.
¿Y a qué viene esto?. Pues viene a cuento de lo que dice este hombre en la primera de las entrevistas: "La vida es la máxima expresión de la complejidad química". Yo siempre he considerado que, probablemente, la máquina más perfecta que seríamos capaces de concebir es un cerebro humano. Sin embargo, no hay que irse tan lejos para apreciar toda la complejidad de la vida y en particular toda la complejidad química. Es impresionante, por ejemplo, pensar en esas plantas, fruto de la evolución (salvo que seamos creacionistas o creamos en el "diseño inteligente"). En particular son plantas como otras cualesquiera, pero llegada la primavera "the tiny chip inside her head was set to overload". Lo que ocurre es que afortunadamente, a diferencia de la canción, las plantas sólo disparan flores.
Flores que por otro lado ya se encargarán de intentar aumentar las posibilidades de que su ADN persista en el tiempo. Y este ADN hibernará en forma de semilla hasta que entre el nitrógeno del suelo y el CO2 del aire aliados con las últimas lluvias o la poca humedad que pueda coger, permitan al año siguiente otra nueva explosión de color. Entiendo que para otros no sea fascinante, pero para mí ciertamente lo es y no puedo sino darle la razón (¿iba a ser de otra manera?) a Pérez Mercader cuando dice eso de que la vida es la máxima expresión de la complejidad química.
Un saludo, Domingo.
sábado, 7 de junio de 2008
La primavera y Pérez Mercader
Etiquetas:
diario
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