sábado, 1 de noviembre de 2008

Una rodilla caprichosa

Eso es lo que tengo, una rodilla caprichosa, un tanto veleta. Hará un par de años ya me dio un susto parecido y tras dejar el fútbol durante aproximadamente un mes, las molestias persistían. Tras eso empecé a correr y, voilà, todo solucionado.

Creo que tengo una tendinitis de libro, de esas que tardan en curarse entre 4 y 8 semanas, justo lo que tardó la anterior. El lado bueno es que si me vuelvo a cuidar la rodilla imagino que se volverá a recuperar aunque tendré que tener más cuidado porque cuando ya ha ocurrido dos veces ... El lado malo es que lo mismo esto acaba con el fútbol de los sábados. Últimamente estábamos en cuadro y si a esto le sumamos uno o dos meses conmigo fuera de los terremos mal vamos. Ciertamente hay otra cosa buena y es que el calendario me es favorable. Una cena de empresa y posiblemente una boda me obligarán a guardar reposo.

El caso es que todo comenzó la semana pasada. Había sentido molestias e inestabilidad en la rodilla durante la semana y a pesar de todo el jueves fui a jugar al fútbol. Debía haber llevado una rodillera. Empezó el partido y notaba esa misma inestabilidad que confiaba que se fuera quitando conforme avanzar el partido pero todo lo contrario, no paró de incrementarse. A mitad del partido (y eso que llegué tarde, con el partido ya empezado), la rodilla ya me molestaba de una forma más sensible que al principio y la sensación iba en aumento. Paradójicamente no jugué mal e incluso hice alguna cosa que rara vez había hecho. Pero en una de las jugadas, robé un balón en defensa y luego lo protegí. Justo en ese momento noté que me había hecho daño y, cojeando, me puse portero. Faltaban 5 minutos para el final pero ya no podía andar normalmente.

Acabó el partido, me duché, llegué a casa, cené, me acosté ... y por la noche me despertaba y notaba las molestias de la rodilla. Por la mañana siguiente me levanté moderadamente temprano y en seguida decidí ir en coche a la cita que tenía pues era claro que andando no iba a poder ser. De hecho me costaba Dios y ayuda bajar las escaleras y para no sentir dolor tenía que bajarlas peldaño a peldaño.

El viernes pasó; el sábado también, sin partido de fútbol, naturalmente y tras el reposo del fin de semana el lunes ya tenía la rodilla en mejores condiciones. Sin embargo no ha sido suficiente. Este jueves también fui a jugar pero me puse de portero. De portero calentaba y probaba de vez en cuando la rodilla pero siempre con el mismo diagnóstico ... ni se te ocurra salir a jugar. Y hoy de descanso también aprovechando por otro lado el mal tiempo de los últimos días.

Así que así están las cosas. En dique seco o dique semi-seco hasta que la caprichosa rodilla cambie de opinión.

Un saludo, Domingo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

al final ni el tiempo, ni el descanso... los años, Domingo, los años... a partir de los ¿25? empezamos a perder masa muscular, y nuestros huesos y tendones empiezan a sobreesforzarse para mantener nuestro cuerpo erguido... ;).

Huye, irreparable el tiempo.

Besitos